domingo, 5 de noviembre de 2006

Las Plataformas, en clave electoral

Unos pocos números solamente, para empezar:
1) De una plantilla aproximada de 65.000 trabajadores, en las elecciones sindicales no suele participar más allá del 50%; unos 32.000 electores.
2) En el último proceso electoral el sindicato más votado fue CCOO con un 30%; alrededor de 9.600 votos.
3) A la distribución por provincias le podría corresponder una media cercana a los 180 votos por provincia (por el bien de todos, permítaseme prescindir del rigor estadístico y evitarme el determinar un modelo de distribución y calcular la media conforme a ese modelo).
4) Repartidos entre funcionarios y laborales, que se contabilizan aparte, resulta que para cada uno de los dos colectivos estaríamos hablando de unos noventa votos de media por cada provincia.

Lo primero que salta a la vista es que esto es muy poco, incluso para el más votado; mucho más pobres todavía las cifras de los otros dos “trillizos”. Desde luego no es como para ir por ahí, sacando pecho, presumiendo de representatividad y de “mayoritarios”, sería más adecuado limitarse a tomar discretamente lo que el sistema regala y colgarse otras medallas diferentes, si las hubiere.
Una legitimación tan endeble tendría que ser bastante vulnerable. Por supuesto que lo saben, y sin duda les preocupa de cara a la convocatoria de la próxima primavera.

Supongamos que durante este otoño/invierno las plataformas de trabajadores son capaces de consolidarse en muchos sitios.
No conseguirán tantos asimilados a militante activo ni tantos profesionales a su servicio como las organizaciones tradicionales porque no pueden pagarles tanto como ellas, no solo en tiempo presente, ni siquiera en promesas creíbles de futuros cargos, de liberaciones, etc.
Sí me parece posible que consiguieran atraer a una buena cantidad de simpatizantes (éstos no cobran), que podría ir aumentando deprisa desde muy pocos hasta un techo, por causa de la vitalidad propia de una organización joven, cargada de razones, de entusiasmo y de buenas intenciones.
Después tendería a disminuir desde aquel máximo, a medida que van llegando los fracasos (inevitables, no se puede conseguir todo y siempre) y las tarascadas de los sindicatos y la Dirección, que tiene la mala costumbre de apostar descaradamente por alguna organización sindical, y seguramente será para algo.
Simpatía no es sinónimo 100% de intención de voto, pero en parte sí.
Si no se queman etapas y se logra hacer coincidir en el tiempo aquel momento de plenitud con el periodo electoral, creo que podrían llegar a tener una influencia decisiva en el resultado de las elecciones, y por ello en el futuro panorama sindical. Aquellos noventa votos por provincia, o cantidades de ese orden, estarían fácilmente a su alcance en muchos sitios.
Influencia decisiva, no solo en el caso de que se decidieran a presentar candidatura propia, sino también en el supuesto de que optasen por apoyar a alguien o por intentar evitar el éxito de algunos (probablemente de los de siempre). En cualquier caso el fenómeno Plataformas puede tener importancia.
Termino rogándote, amigo lector, que no me clasifiques por esto entre los “pro” ni entre los “anti”. He intentado observar , y he procurado contarte lo que he visto; eso es todo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buena la exposición. Valoro especialmente la originalidad y la independencia a la hora de hacer la crítica. Me alegro que sigas en la brecha, la constancia es la que va a ir creando poco a poco unos fieles seguidores a este grupo de blogs que se surgieron de forma expontánea.

Se agradece por tanto el empeño mostrado en dar a conocer "otras voces".

Un saludo.