jueves, 15 de noviembre de 2007

En el camino nos encontraremos

Ya sé que el debate de moda es vota PSOE versus vota PP, con su lugar, también, para el testimonio de los diversos discrepantes; pero a mí eso me interesa mucho menos que el futuro de Correos y el de su plantilla, y sucede que ambas cosas, las elecciones y nuestro futuro laboral, NO están apenas correlacionadas.
Los hechos son muy claros: El camino que ha llevado a nuestra Casa desde el ámbito de la Administración hasta la frontera de la jungla de la empresa privada en el mercado global ha sido largo y sin titubeos.
Durante ese tiempo se han alternado los partidos políticos en el poder y han pasado por los puestos de responsabilidad que nos atañen gentes de tendencias políticas diversas, seguramente de intereses diferentes; NINGUNO de ellos ha dado un paso atrás, TODOS han avanzado tanto como las circunstancias les han permitido. ¿Qué más nos da, en este aspecto, PSOE que PP, PP que PSOE? El objetivo de privatizar Correos cuando se pueda está asumido por ambos, incluyendo también a las cúpulas de UGT y CCOO.
El futuro de la empresa NO va a depender de quién gane las próximas elecciones generales.
Y puede que ese futuro no sea tan malo (¡¡para la empresa!!). Seguramente han visto que tiene un potencial de negocio envidiable, por poco que se hagan subir los precios en el mercado liberalizado (hay que echarle morro para llamarlo “libre”).
Si te has parado a pensar, amigo lector, ¿no te parece rarísimo el hecho de que todos estén de acuerdo? Pues igual es porque está muy claro, porque el asunto no tiene vuelta de hoja y resulta que eso es lo conveniente y/o la alternativa (seguir siendo Administración cuando todos los demás competidores dejan de serlo) se aparece como nefasta.

¿Y a la plantilla?, ¿le afectará el resultado electoral? Me estoy refiriendo a la incidencia sobre nuestro futuro laboral.
Al personal funcionario muy poquita cosa.
Nos encontramos a la espera de que se consume el tránsito hacia la propiedad privada de la empresa, hito que debería marcar el final de nuestra relación funcionarial con Correos.
Si aspiramos a que nos den una limosna para el camino yo no sé si el PP las suele dar un poco mayores que el PSOE o es al revés. De las dos maneras mal, no es como para esperar muy confiados.
Si pretendemos hacer valer nuestros derechos –es donde yo me encuentro– las elecciones importantes no son éstas, lo fueron las sindicales de Mayo. En aquella ocasión pudimos haber cambiado el panorama de las mesas de negociación. Entre todos no fuimos capaces de poner en ellas a otras personas y como consecuencia ahora no hay dos lados que pugnan por llegar a un acuerdo sensato y favorable; sigue habiendo un lado sólo, que impone sin demasiados miramientos, y no es precisamente el de los trabajadores.
No me extraña lo más mínimo la desbandada de sindicalistas de todas las tendencias que en estos momentos están abandonando el barco. Ellos suelen estar mejor informados. Mejor dicho solían, que La Diligencia Postal está aquí para todos.

Pensando en positivo, a pesar de tantas cosas:
Aún queda algo de sindicalismo digno de ese nombre. Quedan sindicalistas honestos.
Tendrá que llegar un momento en que la gente reaccione, espero que no sea demasiado tarde, y reclame contundentemente lo que le corresponde.
No estamos tan desarmados, nos asiste el Derecho a que sea respetada nuestra condición de funcionarios. También somos capaces de comprender que nuestra negativa, que nuestra resistencia, retrasaría el proceso originando inconvenientes y pérdidas importantes, aunque sean difíciles de cuantificar. Sólo por esto la inteligente otra parte ya sentiría la necesidad de dialogar.
Compañero funcionario, ese poder tienes, que lo sepas. Lo malo es que me parece que lo has delegado en quien no manifiesta muchas intenciones de usarlo para una causa justa: ¡La tuya!