jueves, 13 de diciembre de 2012

Los mitos de Correos-I


El mito del Servicio Postal Universal  (SPU).-

˗̶̶̶  Pues yo te digo a ti que durante los próximos quince años Correos seguirá siendo público.
˗̶̶̶  Ya, y yo te digo a ti que durante los próximos quince años el Celta ganará la liga.
˗̶̶̶  Sí, la de segunda división cada dos años. NTJ
˗̶̶̶  Pos igual que lo tuyo, espabilao.
˗̶̶̶  ¿Es que no te has enterao de que nos han concedido el SPU para los próximos quince años o qué?

La conversación es inventada, pero perfectamente la podrían haber mantenido un par de carteros en el bar, mientras le daban curso al bocata de sardinas; eso sí, durante los veinte minutos reglamentarios del almuerzo y regado con una sola cerveza (una para cada uno).

   Es éste uno de aquellos mitos fuertemente arraigados en nuestra Casa: La obligación contractual de prestar un servicio de interés público se percibe también como un lazo bastante poderoso que nos une de alguna manera a la Administración mientras dure aquel contrato. En este caso nada menos que quince años.
   Relacionada también con el SPU hay otra suposición tan ampliamente aceptada como la anterior: La elevada carga de trabajo que conlleva la prestación de este servicio se considera como una especie de vacuna contra la fiebre de las reducciones de plantilla.

   Desgraciadamente, la realidad circula por otros cauces bastante diferentes en ambos casos y es un error de apreciación el vernos, sólo por aquella importante causa del SPU, debajo de un paraguas que nos protege mucho y por mucho tiempo.
   En primer lugar, lo de los quince años está cerca de ser un brindis al sol: Se trata de un acuerdo con unos políticos circunstancialmente en el Gobierno, acuerdo cuya vigencia ni siquiera estaría plenamente garantizada en el futuro con el mismo partido político instalado en el poder; menos todavía lo estará si llega a suceder que unas elecciones generales determinan un vuelco en el reparto de las responsabilidades y del pastel.
   No hay previsto un sistema de compensaciones disuasorio a favor del operador para el caso de una rescisión unilateral del contrato y podría producirse en cualquier momento sin grandes impedimentos, simplemente si se entiende que  la situación lo aconseja. Sabido es que la palabra de político se la lleva el viento.
  
   En segundo lugar ˗̶̶̶ y esto nos viene de fuera˗̶̶̶  en la normativa europea se ha venido manifestando   inequívocamente la intención de terminar suprimiendo todas las reservas de tráfico postal en beneficio del operador prestador del SPU y el objetivo de que llegue a autofinanciarse completamente lo antes posible. Todo ello sin la menor intención de volver atrás, luego no se debe contar con otra cosa diferente en el futuro.

   Sin área reservada, si otros operadores pueden ofrecer los mismos servicios que nosotros en igualdad de condiciones, sin compensación económica que nos discrimine positivamente vía costes, la cuota de mercado que lleguemos a conseguir  ¿tendría por qué ser mucho mayor que la que alcanzaríamos sin el encargo de prestar el SPU?
   Algo mayor sí, pero quizás no para bien.
   Una cosa es que los operadores puedan ofrecer sus servicios y otra que lo hagan realmente. Lo previsible es que SÍ ocurra en los segmentos rentables del mercado postal y que la parte deficitaria la dejen para Correos. Sólo de aquí es lícito deducir una incidencia positiva en la cuota de mercado y alguna necesidad añadida de personal; pero claro, con unas compensaciones a la baja o inexistentes y con una gestión de la empresa orientada a resultados, que nadie espere una amplia dotación de recursos a un negocio ruinoso.
  
   La conclusión es que la prestación del SPU no aportará demasiado al mantenimiento del nivel de plantilla en Correos; este asunto dependerá fundamentalmente del éxito de las partes rentables del negocio, como sucede con el común de las empresas.      


viernes, 30 de noviembre de 2012

El Decretazo de julio, aplicación en Correos


A raíz del Decretazo de julio de 2012, que se llevó por delante una buena parte de los derechos del personal al servicio de la Administración, el sindicato SIPCTE-USOC planteó una consulta al Ministerio de la Presidencia referente a la aplicación de esta norma en el ámbito de Correos.


He aquí, sintetizada, la respuesta de los organismos competentes (Secretaría de Estado de Presupuestos y Gastos y la de Administraciones Públicas).



-- Sobre los seis días de AA PP, que pasarán a ser tres.-

     Es aplicable al personal funcionario

     No es aplicable al personal laboral, que seguirá con los seis días



-- Sobre los días adicionales de libre disposición y los adicionales de vacaciones por antigüedad.-

    Plenamente aplicable al personal funcionario

    No se aplicará al personal laboral



-- Retribuciones durante los periodos de incapacidad transitoria (IT).-

    No se modifica el sistema anterior. La modificación de las retribuciones no se aplicará en Correos.



-- La supresión de la paga Extra.-

   Afecta a los dos colectivos, siempre que sus retribuciones, calculadas en jornada completa, superen la cantidad de 13.469,40 €, una vez descontada la extra que se nos vuela.

    A quien tenga jornada reducida se le calcula cuánto cobraría a jornada completa y, si supera el límite general, se le suprime también la Extra.



-- Sobre las cotizaciones de Diciembre.-

   Al personal funcionario se le descontará doble por todos los conceptos (mutua y derechos pasivos), como si cobrase la Extra. No sé si los tribunales acabarán diciendo otra cosa, pero de momento eso es lo que hay.

    El personal laboral con antigüedad anterior al 20/5/2010 se le descontará como en diciembre de 2010

    El personal laboral con antigüedad posterior al 20/05/2010 con arreglo a sus retribuciones reales.  

  Termino reiterando que lo aquí expuesto es aplicable al personal destinado en Correos  
  Si quieres el texto íntegro, pídemelo y te paso un PDF o pásate por la página del sindicato: 

 http://www.sipctecorreos.com/
.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Las heridas del Plan de Pensiones de Empleo de Correos

Sobre el fin de la aportación empresarial, aquella de los treinta miserables euros.
Se acabó lo que se daba, y eso que era nuestro.

  Cierto es que en Correos esta vez se actúa por obediencia a la norma, no sé si gustosa o resignadamente. Sea como sea, la supresión de la aportación de la empresa puede traer consecuencias muy importantes para el desenvolvimiento de nuestro plan de pensiones.
 
  La primera polémica podría plantearse en torno a si el Real Decreto-Ley 20/2011 de 30 de diciembre de medidas urgentes –el origen legal de los hechos– obliga también a Correos o no es así.
  Poco margen queda para la duda después de que en el capítulo II, el artículo 2 en su punto uno incluya a las sociedades mercantiles públicas en el ámbito de aplicación y en su punto tres prohíba las aportaciones a planes de pensiones durante 2012. También podría suceder que, previa demanda admitida a trámite, algún día más o menos lejano llegasen los tribunales a pronunciarse al respecto, disipando así las dudas. Mientras tanto nos toca vivir con el hecho consumado y hacia el análisis de sus implicaciones se orienta este trabajo (si es que le suena mejor puede usted "focalizarse”, pero no cuente conmigo)

  La adhesión al plan no deja de ser el perfeccionamiento de un contrato por el que dos partes se obligaron a realizar unas aportaciones. Por mucho imperativo legal que se quiera poner detrás, puede que no baste para evitar que el cese de la aportación patronal termine por considerarse incumplimiento. Si así fuera los partícipes nos encontraríamos en el derecho de pedir la rescisión del contrato y la reparación por los perjuicios sufridos.
  Sólo es una opinión entre otras posibles y seguramente es mejor que prevalezca otra distinta porque el final lógico de la historia pasaría por plantear a los partícipes si desean seguir adelante con las nuevas condiciones, lo que muy probablemente llevaría a liquidar el plan por falta de aceptantes; sin embargo, sucede que la ley no permite desvincularse libremente de los planes de pensiones, así que jurídicamente este puzzle tiene un difícil encaje.

  Se nos dice en el texto legal que la suspensión es por doce meses, pero no que sea SÓLO por doce meses; no nos llamemos a engaño. Lo que ocurre es que dentro de un año tendrán que sacar la correspondiente ley de presupuestos y en ella se volverá a tratar el tema, casi con toda seguridad. Si las cosas continúan mal puede suponerse que en 2013 tampoco habrá aportaciones. En el futuro ya veremos.

  Todavía no he coincidido con nadie que pretenda explicar esta medida en clave de solidaridad con los parados o con el país en general. Por lo que se refiere a Correos, los treinta euros por doce meses por cuarenta mil partícipes, son casi quince millones de euros que se ahorra esta empresa en un año y que van a permitir gastar sin que pase nada; por ejemplo, en incentivadas de muy discutible rentabilidad y en bonus a directivos por resultados conseguidos recortando un poco más las retribuciones de los mileuristas.

  El parón de las aportaciones quizás debería de incidir en la estrategia de inversión del fondo en el sentido de asumir riesgos un poco mayores a cambio de una rentabilidad potencial más elevada; es un intento de compensar la merma de caudales hacia el fondo para que no ocurra que, de seguir como hasta ahora, entre la escasez de aportaciones, la baja rentabilidad y el pago de comisiones la gente se jubile dentro de veinte años con los mismos cinco mil euros que vale su participación en la actualidad. Por ejemplo, se podría modificar la política de inversiones transformando la proporción 85/15 vigente en otra 70/30 (se trata de los porcentajes invertidos en activos de renta fija y de renta variable).

  Suponiendo que sobreviva, el cambio en la situación debe tener su reflejo en el reglamento del plan.
  El patrimonio del fondo es de los partícipes y las futuras aportaciones –si las hay– correrán también a su cargo. El resto; es decir: nada, es que lo pone la empresa. En un contexto como éste las comisiones paritarias no tienen mucha lógica, menos aún las seudoparitarias controladas descaradamente por la dirección de la empresa. Yo diría que esos señores tan ilustres y tan paternalistas han perdido casi toda la razón de estar en el órgano de control de nuestro plan de pensiones; si acaso podríamos permitirles amablemente una presencia testimonial.
  Se impone, pues, una convocatoria extraordinaria de elecciones al órgano de control para sustituir a los miembros que deberían abandonarlo, previa modificación de los desvergonzados requisitos vigentes para ser candidato. La intención es que en la futura comisión de vigilancia sea viable la presencia de personas de sindicatos minoritarios, incluso de independientes, junto con los que ya están. Es para que no se quede la zorra sola cuidando a las gallinas. Un peligro.

jueves, 12 de enero de 2012

Dispongan Vds de mi salario-II

El impacto en las cuentas de Correos del empobrecimiento de sus empleados.-
En el artículo “Dispongan Vds. de mi salario-I”, publicado inmediatamente antes, se propusieron algunas cifras cuya aceptación es necesaria para el desarrollo de este segundo artículo, de propósito insinuado en el subtítulo.
En esta segunda ocasión se pretende tan sólo una aproximación razonable al asunto, tomando en consideración tres hechos que me parecen relevantes. Nada más que eso, amigo lector, no busques aquí conclusiones incontestables.

(A) El recorte de un 5% en el salario de los funcionarios.-

  Empezaré diciendo que en Correos sólo se aplicó al personal funcionario y no creo que por falta de ganas de extenderlo a toda la plantilla. Finalmente se libró el colectivo de laborales y me alegro por ellos.
  En general, se trató de justificar ante la opinión pública presentándolo como una medida cuyo objetivo era corregir el desajuste entre los ingresos y los gastos del Estado. No era muy creíble, ni siquiera refiriéndose a la Administración Central, porque el ahorro logrado por esa vía era y es muy pequeño frente al tamaño del déficit (los hechos posteriores indican que no ha servido para mucho). Pudo tener, eso sí, algún rendimiento propagandístico en el sentido de ir predisponiendo a la ciudadanía para los ajustes que habrían de llegar.
  En Correos sonaba todavía más falso porque un menor gasto de personal repercute directamente en la cuenta de Pérdidas y Ganancias... de esta empresa, que tiene sus propias cuentas. El efecto inmediato que produce es un aumento del disponible y de las posibilidades de gastar, por ejemplo, en remunerar generosamente a los directivos. Provocará una mejora del resultado del ejercicio en la cuantía del recorte y, a medio plazo, una parte podría terminar llegando a las arcas del Estado en concepto de dividendos.
  Para poder hacerse una idea aproximada de lo dejado de percibir por los funcionarios de Correos por este concepto debe tenerse en cuenta que se trata algo más benignamente a los sueldos más bajos y que el puyazo no alcanza por igual a todas las partidas de la nómina; por hacer un cálculo prudente voy a restar un punto y medio al famoso 5% y aplicaré sólo un 3,5% a la masa salarial de los 22.000 trabajadores afectados, cuya salario medio es de 25.000 € (convenido en el artículo anterior)

25.000,00 € de sueldo X 22.000 trabajadores por 3,5/100 = 19,25 millones de euros

Es decir, unos veinte millones al año llevados directamente a resultados.

(B) El cese de la aportación de Correos al plan de pensiones .-

  Aún no se sabe con seguridad si esto se llevará o no a efecto ni cómo se hará en caso afirmativo. Las consecuencias son impredecibles: En principio, la ruptura unilateral de un pacto debería liberar a la otra parte de cumplir con sus obligaciones; en este caso significaría que el partícipe no tendría por qué seguir aportando sus nueve euros comprometidos. Eso como mínimo. También podría llegar un juez a otorgarnos la libertad de desvincularnos del plan; pero, esto es un plan de pensiones de empleo y de él sólo se puede pasar a otro plan de pensiones de empleo; sucede que trabajamos en Correos, no en otro sitio. Recuperar los derechos consolidados antes de la jubilación no es posible con carácter general, sólo en las pocas situaciones contempladas en la ley.
Desde luego que la situación es complicada.

En todo caso, La aportación empresarial al plan en 2010 fue de 13,194 millones de euros (dato de la memoria de aquel año). Si se confirma la amenaza, supondría que otro gasto de aproximadamente 13,194 millones de euros pasa directamente a resultados.

(C)  El pase de funcionarios de Correos a otros puestos en la Administración.-

La mayoría de nuestros puestos de trabajo son no singularizados y en estos últimos tiempos no suelen cubrir la baja del que se ha ido, sino que se tiende a repartir su tarea entre los compañeros; pero claro, todo tiene sus límites, y cuado se va el cuarto ya no hay manera de sacar adelante la faena, así que se repone un trabajador que realmente no suple solamente al cuarto, sino un poco a cada uno de los cuatro que faltan. A pesar estas complicaciones, todavía se puede hacer alguna consideración sobre el número de funcionarios que se han ido sin que se haya cubierto su plaza, con el consiguiente ahorro de salarios por parte de la empresa.
  Como dije en el primer artículo de esta serie, el número de trabajadores en régimen de derecho laboral ha aumentado en los últimos tiempos, lícito será dar por supuesto que todos los que se han ido han sido suplidos por otro, incluso en exceso. Funcionarios faltan unos diez mil, de los cuáles tiene que haber unos tres mil cuya baja haya sido cubierta porque los puestos desaparecidos ascienden sólo a siete mil aproximadamente. Siete mil salarios que se ahorra la empresa.
  No es posible saber cuántos de ellos han pasado a otro puesto de la Administración y cuántos se han ido por jubilación u otras causas. Como no me está permitido decir si son más los unos o los otros, voy a suponer que son mitad y mitad; es decir, Correos se estaría ahorrando unos 3.500 sueldos anuales gracias a este éxodo de personal que tiene algunas características de un ERE encubierto… ¡y gratuito!

3.500 salarios X 25.000 € de sueldo = 87,5 millones de euros que, también en este caso, irían directamente a resultados.

   El total por los tres conceptos asciende a 120 millones de euros anuales, cantidad que puede parecer pequeña comparada con los 2.000 millones de ingresos, pero no hay que perder de vista que se trata de beneficios y con los márgenes que trabajamos no es lo mismo que ingresos.
  En el próximo convenio vamos a pedir que  repartan los ciento veinte millones entre los sesenta mil  que permanecemos aquí. Tocamos a dos mil per cápita.

lunes, 9 de enero de 2012

Dispongan Vds. de mi salario-I.

Así es Correos, si les parece bien y cierto.- 

Érase una vez una Sociedad Anónima Estatal que se llamaba Correos y Telégrafos. SECITSA la empleadora le llamaban por abreviar, particularmente en los juzgados y en la Inspección de Trabajo.
Vivía tan ricamente, sustentada por cerca de setenta miles de esforzados que le dedicaban su jornada laboral y dirigida por un equipo de profesionales de quienes diríase que habían nacido con una flor donde la espalda pierde su nombre.
Por encima de todos ellos y por debajo del faraonato de Los Mercados, el Gobierno de la Nación sentaba las bases para que nada entorpeciese el crecimiento armonioso de aquella criatura.
  Así pues, nadie podría extrañarse de que, con todos estos antecedentes favorables, los ejercicios contables transcurrieran felices y en beneficios. Como debe ser. 
  Pero, pero... sabido es que la felicidad nunca es eterna ni hay mal que cien años dure ni carta que se extravíe. También, ¡ay!, la pizpireta Secitsa iba a tener que desenvolverse bien pronto en un entorno mucho más hostil.
  Sucedió entonces que vino a desencadenarse el diluvio universal económico-financiero y nos sorprendió a casi todos fuera del arca de Noé.
 Esta quiere ser la historia de cómo Correos pudo capear aquel terrible temporal.

  No puede afirmarse que los datos resulten antiestéticos en un artículo, pero sí que tienen su estética particular; así que procuraré traer aquí los indispensables para sostener las afirmaciones que pretendo divulgar. La mayor parte de ellos provienen de las memorias oficiales de Correos de los últimos cuatro años y bueno será advertir que difieren algo de los ofrecidos por el Ministerio de Fomento, cosa que no influye en las tendencias observables.


La plantilla.-
      Durante el último lustro alcanzó el máximo en 2007 con una media anual de casi 67.000 trabajadores. Desde este pico se inició una tendencia descendente que nos lleva hasta menos de los 62.000 de 2010, año en que se ha publicado la última memoria. Nada indica que la contratación haya aumentado en el difícil 2011, más bien al contrario, así que podríamos estimar en unos 60.000 los contratados en el año de los cinco millones de parados.
  Se habrían perdido, pues, unos 7.000 puestos de trabajo en los últimos cuatro años y no ha sido a costa del colectivo de personal laboral puesto que sus efectivos han aumentado algo, sino de los funcionarios por haber disminuido en unos 10.000, hasta quedar en los poco más de 20.000 que aún permanecemos en esta Casa. Parte de estas bajas son achacables a la consecución de algún puesto en la Administración y el resto se debe a otras causas, como la jubilación. Desconozco la proporción entre ambas categorías.

Los dineros.-
     Los ingresos de Correos se sitúan en esta época muy cerca de los 2.000 millones de euros anuales, de los cuales el Estado aporta no mucho más de un 3% de media (unos 60 millones) en concepto de financiación del SPU. Y no son beneficios, cumplir con el servicio conlleva unos costes. Lo digo porque me he encontrado con bastantes compañeros (incluso algún importante sindicalista) que consideran al SPU como la salvación financiera de Correos. Bien lejos de la realidad, así lo dicen los números. Es una parte muy pequeña del negocio; otra cosa es que tenga su importancia por otros motivos.
  Aquellos ingresos se destinan principalmente a cubrir los gastos de la empresa y últimamente vienen siendo de cuantías bastante próximas, propiciando de ese modo el equilibrio financiero. Concretamente los gastos de personal se sitúan en torno a los 1.500 millones de euros… ¡que Correos paga por sus trabajadores! Lo digo porque está muy extendido el error de que el Estado paga las nóminas de los funcionarios postales en todo o en parte. No es así, y sería inconcebible que una empresa estuviese participando en el mercado postal con semejante ventaja competitiva.
  Si dividimos los 1.500 millones gastados entre los 60.000 de la plantilla, resulta que el coste por trabajador asciende a 25.000 euros. Si tú ganas menos es porque alguno gana más.

Desde esta base ya se puede intentar una aproximación al objetivo planteado en este artículo
Continuará.