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Resulta sorprendente que aún sigan encontrando creyentes.
Tanto los planteamientos de CCOO en la 10ª reunión de la Plataforma de Unidad Sindical, anteponiendo a todo la creación de un camaleónico frente político/financiero, como sus posteriores comunicados llamándonos a secundar las movilizaciones que anuncian para próximas fechas, han provocado más odios que amores.
Las reivindicaciones que hay detrás se concretan en ralentizar –si no parar- la liberalización del sector postal que ellos mismos han avalado durante más de una década, en la petición de una generosa financiación para el Servicio Postal Universal en España, en pedir una abundante dotación para inversiones (en algún lado se habla de 1.200 millones, nada menos) y solicitar una reserva a Correos de la condición de prestador del SPU durante quince años. Casi nada.
Suena bastante bueno para nuestra Casa el mensaje, sólo que se han equivocado de auditorio y lo han lanzado en lugares y circunstancias inadecuados, dirigiéndolo a una audiencia a la que no le dice mucho. Hace tiempo que han perdido el norte. Eso mismo, dicho en el Consejo de Administración, seguro que encontraba una fervorosa acogida y hasta puede que impulsara a tan distinguidos señores a agarrar la pancarta y salir a la calle gritando las consignas de Comisiones. Consejeros pancarteros entonces.
Mi extrañeza no es tanto por que aún les escuche alguna gente, como por que hallen cierto eco en otras organizaciones sindicales merecedoras de ese nombre; es que estamos acostumbrados a verles procurando utilizar a los trabajadores en sus batallitas por la hegemonía y la financiación de su organización; como no puede ser de otra forma, cada vez deberían engañar a menos.
Tampoco sorprende gran cosa su desacertado análisis de las cifras de Correos y de la coyuntura postal en general. Está claro que no son lo que fueron y hace tiempo que no dan una en la diana.
Es beneficioso para la empresa lo que piden, cierto, y no me quejo de ello, sino de lo que NO piden. Lo que no perdono es que se hayan olvidado de nuestros intereses como trabajadores. Como si pensaran que ya vivimos en Jauja y no hace falta nada.
Pienso que en estos momentos ningún funcionario de Correos debería asumir una tabla reivindicativa, venga de donde sea, que no empezase por:
--Exigir al Gobierno el compromiso de conseguir de las diferentes administraciones una oferta de 3.000 plazas en la Autonómica y la Local para los carteros atrapados en el medio rural y en lugares donde no salen ni saldrán vacantes de la Central. Para que tenga la posibilidad de irse quien quiera irse.
--Exigir del Presidente la promesa de convocar inmediatamente 1.500 plazas de Promoción Interna. Para que tenga posibilidades reales de promocionar quien desee hacerlo.
--Exigir del Gobierno la puesta en marcha de algún mecanismo especial para Correos que posibilite la desvinculación de la actividad laboral a funcionarios que por su edad piensen ya en la jubilación.
--Exigir a TODOS los sindicatos implicados la inmediata constitución de juntas de personal y comités de empresa y la dotación de medios suficientes y capacidad para que puedan defendernos de las prácticas abusivas, cada vez más extendidas en nuestra empresa.
--Exigir el final de la indecente política de RR HH basada en aumentar la presión para incentivar la salida “voluntaria” de Correos en el colectivo de personal funcionario; política que ocasionó el efecto secundario de requerir la dotación de más de veinte millones de euros en 2008 para provisionar litigios contra el propio personal. Menos presiones y más lealtad, más ofertas.
Después de estas reivindicaciones pueden tener cabida las que propone Comisiones, sobre todo para justificar las peticiones de aumento de salario; pero después, no antes. Mucho menos en exclusiva olvidándose de todo lo demás.
miércoles, 27 de enero de 2010
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