Terminó la primera jornada de huelga con un seguimiento bastante pobre, particularmente llamativo en Madrid y Barcelona.
Entraba dentro de lo previsible y así lo habíamos señalado algunos reiteradamente. Tan previsible era, que la Dirección de Correos no consideró necesario establecer unos servicios mínimos, dando por descontada la escasa incidencia de la convocatoria en el funcionamiento normal de la empresa.
La parte positiva es que SÍ ha habido algún seguimiento, especialmente en el Sur.
Si esta huelga ha merecido la adhesión de más de dos mil compañeros (en el peor de los casos, porque son cifras de la empresa), similar a la de la Plataforma en sus mejores tiempos, significa que hay base, que hay una corriente de opinión convencida de la necesidad de las protestas, y dispuesta a secundarlas. Se supone que los agentes sociales tomarán nota de ello y el esfuerzo servirá para algo, aunque sea en el futuro.
A nadie se le ocurrirá pensar que con este seguimiento, en tres días, vamos a conseguir arrancar a la Dirección algo que no estuviese previamente dispuesta a conceder. En este sentido el fracaso va a ser rotundo y la frustración, la desmoralización subsiguiente del colectivo se convertirá en un pesado lastre a la hora de plantear futuras movilizaciones. Ese era el principal inconveniente que yo le veía a la convocatoria y desgraciadamente parece que va a suceder. Una pena. Sin duda se podía haber hecho mejor.
jueves, 20 de diciembre de 2007
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