sábado, 22 de diciembre de 2007

Enseñanzas de una huelga

Este artículo pretende ser una aproximación a las consecuencias de las tres jornadas de huelga convocadas por UGT y S. Libre.
Hay que decir en primer lugar que no se ha logrado un seguimiento significativo y los convocantes no han conseguido obligar a la Dirección a negociar (al menos hasta el momento no nos consta) ni han anunciado la continuación de las protestas para forzar a que se haga.
Se van con las manos vacías, y en tal sentido, sólo puede hablarse de fracaso desde el punto de vista de los trabajadores. Desgraciadamente la tabla reivindicativa no va a ser atendida, salvo en lo que tengan a bien concedernos y sería muy triste que alguien se pusiera medallas en estas circunstancias, malas para todos.
Naturalmente, hay unos más culpables que otros; encabezando la lista tienen que estar forzosamente las cúpulas directivas de los dos sindicatos promotores. Aceptando que sus verdaderos objetivos fuesen los que han dicho, ni han sabido medir sus fuerzas (las que no tenían) ni han sabido conseguir el apoyo de otros, que quizá no tenían la obligación de regalarlo a posteriori (de hecho NINGÚN otro sindicato ha apoyado; por algo será). Si no hay consecuencias, si nadie paga por esto, significa que los mecanismos internos de regeneración están muy atrofiados, porque realmente la pifia ha sido de órdago.
Muy mal los comunicadores: ha faltado información presencial y estímulo en los centros de trabajo. En la comunidad virtual, en la red, aunque se ha notado la llegada de refuerzos, también han estado muy flojitos: han sobrado insultos y prepotencia y han faltado argumentos. No han sabido tocar la fibra sensible de los potenciales aliados, más bien les han tocado los cataplines; y claro, no es lo mismo.

Bueno, ¿y ahora qué?
Pues algunas cosas sí que podríamos aprender.

Hay una base para la acción, un desencanto y muchas ganas de manifestarlo; a partir de ahora quizás también algo de rabia contenida.
Se podría cuantificar en dos o tres mil personas que no necesitarían de mucho estímulo para movilizarse; y no son pocas, desde luego.

Una huelga total, indefinida, sin unidad sindical no va a funcionar. Con ella quizás tampoco porque a la Dirección le resulta fácil reventar esa unidad (está comprobado). Ellos saben cómo… y yo lo sospecho.

Nuestra capacidad para aguantar no es mucha; la pérdida reiterada de poder adquisitivo nos tiene muy mermados, pero debemos tener claro que la resistencia de la parte oponente tampoco está para muchos excesos: si Correos vuelve a los números rojos, a nuestro presidente lo fulminan y seguramente él lo sabe mejor que nadie.

El obstáculo económico se aparece como casi insalvable para conseguir un seguimiento masivo, incluso en el supuesto de unidad sindical.

Seguramente habría que empezar a prestar atención a quienes opinan que para lograr hacer alguna presión bastaría con impedir el funcionamiento (y el negocio) de la empresa sin poner la fecha final, y que para eso no hace falta que paremos todos, todo el tiempo. Se puede conseguir con paros selectivos en puntos clave de la red postal; quizá rotatorios para evitar desgaste, y subvencionados con aportaciones de todos los demás. De esta manera el factor económico perdería casi toda su importancia negativa y la huelga indefinida así montada ganaría mucha credibilidad en las dos trincheras. Esto equivale a acercarse bastante al éxito.
Seguramente es difícil de organizar, pero si se pretende reivindicar algo habrá que buscar una alternativa al tradicional paro general porque en Correos no funciona bien. Son los hechos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Antes que todo, Napoleón (si me permites la familiaridad), felicitaciones por navidad y felicitaciones por tu claridad mental. Se aprecia.
Desde mi punto de vista como trabajadora sindicada y que no ha querido pasar por el aro de este, cómo llamarlo, golpe bajísimo, sucio e inmoral perpetrado por la Directiva de Correos y aceptado por nuestros Comités de Empresa (quien lo tenga en su provincia, porque las hay que ni lo tenemos), que ha supuesto todo este jaleo de los fijos-discontínuos, siento IMPOTENCIA ante esta Directiva que sufrimos y no menos impotencia ante la acción sindical que nos ofrecen nuestros sindicatos.
Toda esta situación caótica que está viviendo Correos y agravada en los últimos meses si cabe apuntarlo, me hace pensar que muchos de nuestros representantes sindicales no están capacitados para estar donde están, porque no entienden algo tan básico como que están ahí por una única razón: el bienestar de los trabajadores (que no sólo se traduce, ni mucho menos, en ofrecer cursos de formaciónn a sus afiliados)
Es lamentable que la lucha sindical se haya convertido en una lucha interna y no una lucha contra los abusos de poder del Patronato, que los sindicatos actúen como partidos políticos compitiendo entre ellos de una forma tan irresponsable e inmadura como nuestros actuales "politicuchos".
Cada mirada vigilante y desconfiada que un sindicato lanza a otro, es una mirada que pierde hacia la situación real de los trabajadores... y son tantas las miradas que siento que los trabajadores estamos perdiendo en este sentido, que me asusta y me subleva.
La huelga no es un instrumento baladí y en eso puede convertirse con estos intentos frustrados mal organizados y con poco sentido desde el punto de vista de la presión negociadora. Desde mi punto de vista es absolutamente necesaria una UNIDAD SINDICAL, sin la cual cada intento de utilizar este instrumento de presión va ir debilitando sus efectos ante posibles movilizaciones bien organizadas, porque los trabajadores vamos perdiendo confianza ante cada fracaso. Y aunque esta es una visión muy personal, creo que una huelga convocada por uno o dos sindicatos únicamente, está condenada al fracaso.
No creo que sea cierto que haya pasividad entre los trabajadores aunque sí mucho sentimiento de indefensión, muchísimo. Todos sabemos que la situación está mal y nos gustaría que cambiara, pero qué sentido tiene seguir una huelga (repito, instrumento importantísimo de presión) que no esté apoyada por los representantes sindicales de todos y cada uno de los trabajadores sindicados. Los cambios son para todos, así es que la movilización ha de ser general.
Desde aquí insto a nuestros sindicalistas, como personas que un día decidieron asumir una responsabilidad ante los trabajadores, a leer un poco de historia del sindicalismo y a profundizar y reflexionar sobre el aspecto eminenetemenete social de su tarea. Si tras este repaso histórico-político reflexivo siguen sin comprender nada, rogaría que se retiraran de esta importantísima tarea que se han ofrecido a hacer, porque nunca van a estar a la altura. Igualmente insto a todos y cada uno de los sindicatos a tratar de buscar convergencias y no divergencias entre ellos porque no hay verdad más cierta que esa de "divide y vencerás", y ante tanta desconfianza interna los únicos que ganan son los que en estos casos nunca deberían ganar: la Directiva, las personas que tienen el poder y NO QUIEREN hacer un buen uso del él, siendo que un buen uso de él implicaría que todos ganásemos: usarlo para su propio beneficio, el de los trabajadores, el de los clientes y el de los usuarios. Esto es, favorecer una situación de equilibrio, si no perfecto, semiperfecto, entre todas las partes que no es, ni mucho menos, imposible.
El juego de "sólo gana uno" acaba convirtiéndose siempre a la larga en un juego de "suma cero". Corremos el peligro de acabar conviritiendo Correos en una empresa inútil y de muy poca, poquísima calidad, cosa que nunca ha sido, gracias especialmente a sus trabajadores.
Desde aquí sólo me resta desearos a todos felices y reflexivas fiestas. Y para próximas movilizaciones, deseos de más sentimiento, más convencimiento, más valentía, más política social y más unidad.... y un poquito (o un "muchito") más de atención a los trabajadores en el día a día.
Mi deseo a los Reyes Magos: pido sindicatos politizados ya.
P.D. Nota a mis Reyes Magos (por si acaso): mi deseo de politización no tiene nada que ver con los partidos políticos, eh! dios nos libre de este mal.

Napoleón Boina Aparte dijo...

Muchas gracias por tu felicitación, Anónima comunicante; felicitación que debería compartir contigo, y al menos por esos mismos dos motivos.
Tu comentario es bastante más que eso, es un artículo entero y entiendo que le corresponde justamente ese tratamiento; es decir, voy a publicarlo como una nueva entrada con los datos que tengo.
Por descontado que la última palabra la tienes tú; eso significa que si no te parece bien me lo haces saber y lo quito, que puedes modificar lo que te parezca conveniente (poner un título, dejar de ser autora anónima, etc.)
Por si se te hubiese pasado por alto, en “Mi perfil” hay una dirección de correo electrónico que puedes utilizar.
Agradezco tu colaboración y te doy la bienvenida a este lugar donde te van a leer con rigor y donde nunca se ha rechazado un comentario.