Antes que todo, Napoleón (si me permites la familiaridad), felicitaciones por navidad y felicitaciones por tu claridad mental. Se aprecia.
Desde mi punto de vista como trabajadora sindicada y que no ha querido pasar por el aro de este, cómo llamarlo, golpe bajísimo, sucio e inmoral perpetrado por la Directiva de Correos y aceptado por nuestros Comités de Empresa (quien lo tenga en su provincia, porque las hay que ni lo tenemos constituido tras más de medio año desde la elecciones sindicales), que ha supuesto todo este jaleo de los fijos-discontinuos, siento IMPOTENCIA ante esta Directiva que sufrimos y no menos impotencia ante la acción sindical que nos ofrecen nuestros sindicatos.
Toda esta situación caótica que está viviendo Correos y que se ha visto agravada en los últimos meses, me hace pensar que muchos de nuestros representantes sindicales no están capacitados para estar donde están, porque no entienden algo tan básico como que están ahí por una única razón: el bienestar de los trabajadores (que no sólo se traduce, ni mucho menos, en ofrecer cursos de formación a sus afiliados)
Es lamentable que la lucha sindical se haya convertido en una lucha interna y no una lucha contra los abusos de poder del Patronato, que los sindicatos actúen como partidos políticos compitiendo entre ellos de una forma tan irresponsable e inmadura como nuestros actuales "politicuchos". Cada mirada vigilante y desconfiada que un sindicato lanza a otro, es una mirada que pierde hacia la situación real de los trabajadores... y son tantas las miradas que siento que los trabajadores estamos perdiendo en este sentido, que me asusta y me subleva.
La huelga no es un instrumento baladí y en eso puede convertirse con estos intentos frustrados mal organizados y con poco sentido para alcanzar el objetivo deseado, es decir una presión contundente que obligue a la negociación. Desde mi punto de vista es absolutamente necesaria una UNIDAD SINDICAL, sin la cual cada intento de utilizar este instrumento de presión va ir debilitando sus efectos ante posibles movilizaciones bien organizadas, porque los trabajadores vamos perdiendo confianza ante cada fracaso. Y aunque esta sea quizás una visión muy personal, creo que una huelga convocada por uno o dos sindicatos únicamente, está condenada al fracaso.
No creo que sea cierto que haya pasividad entre los trabajadores aunque sí mucho sentimiento de indefensión, muchísimo. Todos sabemos que la política completamente arbitraria de los directivos de Correos es juego sucio y nos gustaría poder hacer algo para cambiar la actual Correos para convertirla en una empesa mucho más sana, pero qué sentido tiene convocar o seguir una huelga que no esté apoyada por los sindicatos representantes de todos y cada uno de los trabajadores sindicados. Los cambios son para todos, así es que la movilización ha de ser general.
Desde aquí insto a nuestros sindicalistas, como personas que un día decidieron asumir esta responsabilidad ante los trabajadores, a leer un poco acerca de la historia del sindicalismo y a profundizar y reflexionar sobre el aspecto eminentemente social de su tarea. Si tras este repaso histórico-político reflexivo siguen sin comprender nada, rogaría que se retiraran de esta importantísima tarea que se han ofrecido a hacer, porque nunca van a estar a la altura. Igualmente insto a todos y cada uno de los sindicatos a tratar de buscar convergencias y no divergencias entre ellos porque no hay verdad más cierta que esa de "divide y vencerás", y ante tanta desconfianza interna los únicos que ganan son los que en estos casos nunca deberían ganar: la Directiva, las personas que tienen el poder y NO QUIEREN hacer un buen uso de él, siendo que un buen uso de él implicaría un beneficio común, siendo bueno para ellos, para los trabajadores, para los clientes y para los usuarios. Es decir, que un buen uso favorecería sin ninguna duda una situación de equilibrio, si no perfecta casi perfecta, entre todas las partes implicadas. Logro que no es, ni mucho menos, imposible. El juego de "sólo gana uno" acaba convirtiéndose a la larga en un juego de "suma cero". Corremos el peligro de acabar convirtiendo Correos en una empresa inútil y de muy poca, poquísima calidad, cosa que nunca ha sido, gracias especialmente al esfuerzo de sus trabajadores. ¿Quizás sería pertinente cuestionarnos seriamente que pretenden los directivos de Correos con su actual política de gestión?
Desde aquí sólo me resta desearos a todos felices y reflexivas fiestas. Y para próximas movilizaciones, deseos de más sentimiento, más convencimiento, más valentía, más política social y, sobre todo, más unidad.... y un poquito (o un "muchito") más de atención a los trabajadores en el día a día.
Mi deseo a los Reyes Magos: pido sindicatos politizados ya.
P.D. Nota a mis Reyes Magos (por si acaso): mi deseo de politización no tiene nada que ver con los partidos políticos, eh! dios nos libre de este mal.
Texto de M. B., a quien agradezco sinceramente su colaboración.
martes, 25 de diciembre de 2007
sábado, 22 de diciembre de 2007
Enseñanzas de una huelga
Este artículo pretende ser una aproximación a las consecuencias de las tres jornadas de huelga convocadas por UGT y S. Libre.
Hay que decir en primer lugar que no se ha logrado un seguimiento significativo y los convocantes no han conseguido obligar a la Dirección a negociar (al menos hasta el momento no nos consta) ni han anunciado la continuación de las protestas para forzar a que se haga.
Se van con las manos vacías, y en tal sentido, sólo puede hablarse de fracaso desde el punto de vista de los trabajadores. Desgraciadamente la tabla reivindicativa no va a ser atendida, salvo en lo que tengan a bien concedernos y sería muy triste que alguien se pusiera medallas en estas circunstancias, malas para todos.
Naturalmente, hay unos más culpables que otros; encabezando la lista tienen que estar forzosamente las cúpulas directivas de los dos sindicatos promotores. Aceptando que sus verdaderos objetivos fuesen los que han dicho, ni han sabido medir sus fuerzas (las que no tenían) ni han sabido conseguir el apoyo de otros, que quizá no tenían la obligación de regalarlo a posteriori (de hecho NINGÚN otro sindicato ha apoyado; por algo será). Si no hay consecuencias, si nadie paga por esto, significa que los mecanismos internos de regeneración están muy atrofiados, porque realmente la pifia ha sido de órdago.
Muy mal los comunicadores: ha faltado información presencial y estímulo en los centros de trabajo. En la comunidad virtual, en la red, aunque se ha notado la llegada de refuerzos, también han estado muy flojitos: han sobrado insultos y prepotencia y han faltado argumentos. No han sabido tocar la fibra sensible de los potenciales aliados, más bien les han tocado los cataplines; y claro, no es lo mismo.
Bueno, ¿y ahora qué?
Pues algunas cosas sí que podríamos aprender.
Hay una base para la acción, un desencanto y muchas ganas de manifestarlo; a partir de ahora quizás también algo de rabia contenida.
Se podría cuantificar en dos o tres mil personas que no necesitarían de mucho estímulo para movilizarse; y no son pocas, desde luego.
Una huelga total, indefinida, sin unidad sindical no va a funcionar. Con ella quizás tampoco porque a la Dirección le resulta fácil reventar esa unidad (está comprobado). Ellos saben cómo… y yo lo sospecho.
Nuestra capacidad para aguantar no es mucha; la pérdida reiterada de poder adquisitivo nos tiene muy mermados, pero debemos tener claro que la resistencia de la parte oponente tampoco está para muchos excesos: si Correos vuelve a los números rojos, a nuestro presidente lo fulminan y seguramente él lo sabe mejor que nadie.
El obstáculo económico se aparece como casi insalvable para conseguir un seguimiento masivo, incluso en el supuesto de unidad sindical.
Seguramente habría que empezar a prestar atención a quienes opinan que para lograr hacer alguna presión bastaría con impedir el funcionamiento (y el negocio) de la empresa sin poner la fecha final, y que para eso no hace falta que paremos todos, todo el tiempo. Se puede conseguir con paros selectivos en puntos clave de la red postal; quizá rotatorios para evitar desgaste, y subvencionados con aportaciones de todos los demás. De esta manera el factor económico perdería casi toda su importancia negativa y la huelga indefinida así montada ganaría mucha credibilidad en las dos trincheras. Esto equivale a acercarse bastante al éxito.
Seguramente es difícil de organizar, pero si se pretende reivindicar algo habrá que buscar una alternativa al tradicional paro general porque en Correos no funciona bien. Son los hechos.
Hay que decir en primer lugar que no se ha logrado un seguimiento significativo y los convocantes no han conseguido obligar a la Dirección a negociar (al menos hasta el momento no nos consta) ni han anunciado la continuación de las protestas para forzar a que se haga.
Se van con las manos vacías, y en tal sentido, sólo puede hablarse de fracaso desde el punto de vista de los trabajadores. Desgraciadamente la tabla reivindicativa no va a ser atendida, salvo en lo que tengan a bien concedernos y sería muy triste que alguien se pusiera medallas en estas circunstancias, malas para todos.
Naturalmente, hay unos más culpables que otros; encabezando la lista tienen que estar forzosamente las cúpulas directivas de los dos sindicatos promotores. Aceptando que sus verdaderos objetivos fuesen los que han dicho, ni han sabido medir sus fuerzas (las que no tenían) ni han sabido conseguir el apoyo de otros, que quizá no tenían la obligación de regalarlo a posteriori (de hecho NINGÚN otro sindicato ha apoyado; por algo será). Si no hay consecuencias, si nadie paga por esto, significa que los mecanismos internos de regeneración están muy atrofiados, porque realmente la pifia ha sido de órdago.
Muy mal los comunicadores: ha faltado información presencial y estímulo en los centros de trabajo. En la comunidad virtual, en la red, aunque se ha notado la llegada de refuerzos, también han estado muy flojitos: han sobrado insultos y prepotencia y han faltado argumentos. No han sabido tocar la fibra sensible de los potenciales aliados, más bien les han tocado los cataplines; y claro, no es lo mismo.
Bueno, ¿y ahora qué?
Pues algunas cosas sí que podríamos aprender.
Hay una base para la acción, un desencanto y muchas ganas de manifestarlo; a partir de ahora quizás también algo de rabia contenida.
Se podría cuantificar en dos o tres mil personas que no necesitarían de mucho estímulo para movilizarse; y no son pocas, desde luego.
Una huelga total, indefinida, sin unidad sindical no va a funcionar. Con ella quizás tampoco porque a la Dirección le resulta fácil reventar esa unidad (está comprobado). Ellos saben cómo… y yo lo sospecho.
Nuestra capacidad para aguantar no es mucha; la pérdida reiterada de poder adquisitivo nos tiene muy mermados, pero debemos tener claro que la resistencia de la parte oponente tampoco está para muchos excesos: si Correos vuelve a los números rojos, a nuestro presidente lo fulminan y seguramente él lo sabe mejor que nadie.
El obstáculo económico se aparece como casi insalvable para conseguir un seguimiento masivo, incluso en el supuesto de unidad sindical.
Seguramente habría que empezar a prestar atención a quienes opinan que para lograr hacer alguna presión bastaría con impedir el funcionamiento (y el negocio) de la empresa sin poner la fecha final, y que para eso no hace falta que paremos todos, todo el tiempo. Se puede conseguir con paros selectivos en puntos clave de la red postal; quizá rotatorios para evitar desgaste, y subvencionados con aportaciones de todos los demás. De esta manera el factor económico perdería casi toda su importancia negativa y la huelga indefinida así montada ganaría mucha credibilidad en las dos trincheras. Esto equivale a acercarse bastante al éxito.
Seguramente es difícil de organizar, pero si se pretende reivindicar algo habrá que buscar una alternativa al tradicional paro general porque en Correos no funciona bien. Son los hechos.
jueves, 20 de diciembre de 2007
Primer asalto
Terminó la primera jornada de huelga con un seguimiento bastante pobre, particularmente llamativo en Madrid y Barcelona.
Entraba dentro de lo previsible y así lo habíamos señalado algunos reiteradamente. Tan previsible era, que la Dirección de Correos no consideró necesario establecer unos servicios mínimos, dando por descontada la escasa incidencia de la convocatoria en el funcionamiento normal de la empresa.
La parte positiva es que SÍ ha habido algún seguimiento, especialmente en el Sur.
Si esta huelga ha merecido la adhesión de más de dos mil compañeros (en el peor de los casos, porque son cifras de la empresa), similar a la de la Plataforma en sus mejores tiempos, significa que hay base, que hay una corriente de opinión convencida de la necesidad de las protestas, y dispuesta a secundarlas. Se supone que los agentes sociales tomarán nota de ello y el esfuerzo servirá para algo, aunque sea en el futuro.
A nadie se le ocurrirá pensar que con este seguimiento, en tres días, vamos a conseguir arrancar a la Dirección algo que no estuviese previamente dispuesta a conceder. En este sentido el fracaso va a ser rotundo y la frustración, la desmoralización subsiguiente del colectivo se convertirá en un pesado lastre a la hora de plantear futuras movilizaciones. Ese era el principal inconveniente que yo le veía a la convocatoria y desgraciadamente parece que va a suceder. Una pena. Sin duda se podía haber hecho mejor.
Entraba dentro de lo previsible y así lo habíamos señalado algunos reiteradamente. Tan previsible era, que la Dirección de Correos no consideró necesario establecer unos servicios mínimos, dando por descontada la escasa incidencia de la convocatoria en el funcionamiento normal de la empresa.
La parte positiva es que SÍ ha habido algún seguimiento, especialmente en el Sur.
Si esta huelga ha merecido la adhesión de más de dos mil compañeros (en el peor de los casos, porque son cifras de la empresa), similar a la de la Plataforma en sus mejores tiempos, significa que hay base, que hay una corriente de opinión convencida de la necesidad de las protestas, y dispuesta a secundarlas. Se supone que los agentes sociales tomarán nota de ello y el esfuerzo servirá para algo, aunque sea en el futuro.
A nadie se le ocurrirá pensar que con este seguimiento, en tres días, vamos a conseguir arrancar a la Dirección algo que no estuviese previamente dispuesta a conceder. En este sentido el fracaso va a ser rotundo y la frustración, la desmoralización subsiguiente del colectivo se convertirá en un pesado lastre a la hora de plantear futuras movilizaciones. Ese era el principal inconveniente que yo le veía a la convocatoria y desgraciadamente parece que va a suceder. Una pena. Sin duda se podía haber hecho mejor.
miércoles, 19 de diciembre de 2007
La huelga que pudo ser
Y llegó el día diecinueve.
He dedicado estos últimos días a intentar explicar en los foros de internet las razones del NO a la huelga, he aportado todos los argumentos al respecto de que disponía.
Creo no haberme apartado mucho de mi firme propósito inicial de respetar a las personas; en todo caso, ofrezco mis disculpas a quien haya podido ofender injustamente.
Me queda la grata sensación de haber hecho lo que había que hacer, de haber dicho lo que había que decir.
Y ahora, compañero, la palabra la tienes TÚ.
Espero de ti que comprendas que tu decisión NO es intrascendente porque la suma de todas debería determinar una buena parte de la acción sindical del futuro inmediato.
No da lo mismo.
Espero de ti que hagas, por el bien de todos, el esfuerzo de elegir bien; que des tu apoyo a la opción que en conciencia consideres más honesta... y que aciertes.
He dedicado estos últimos días a intentar explicar en los foros de internet las razones del NO a la huelga, he aportado todos los argumentos al respecto de que disponía.
Creo no haberme apartado mucho de mi firme propósito inicial de respetar a las personas; en todo caso, ofrezco mis disculpas a quien haya podido ofender injustamente.
Me queda la grata sensación de haber hecho lo que había que hacer, de haber dicho lo que había que decir.
Y ahora, compañero, la palabra la tienes TÚ.
Espero de ti que comprendas que tu decisión NO es intrascendente porque la suma de todas debería determinar una buena parte de la acción sindical del futuro inmediato.
No da lo mismo.
Espero de ti que hagas, por el bien de todos, el esfuerzo de elegir bien; que des tu apoyo a la opción que en conciencia consideres más honesta... y que aciertes.
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