Las movilizaciones de primavera, situémonos.-
Hasta finales de Junio España ocupará la presidencia de la Unión Europea y por detrás de los hechos asoma la posibilidad de que los dos grandes sindicatos hayan adoptado la política de arropar al Presidente durante su mandato. Sirvan como ejemplo la desesperante paz social del primer trimestre de 2010 -mientras tanto una quinta parte de los trabajadores vive el drama del paro en primera persona- y las declaraciones públicas de los dirigentes sindicales en el sentido de no considerar adecuadas en estos momentos las medidas de presión contundentes.
CCOO-Correos llevaba muchos años contemporizando con la Dirección, ajeno a casi todos los intentos de movilización habidos en los últimos tiempos, cuando no posicionándose abiertamente en contra. Es por ello que sorprende inicialmente la campaña de agitación que están ejecutando, precisamente sobre aquel paisaje en calma descrito en el párrafo anterior.
En el intento de encontrar explicaciones a su comportamiento, aparentemente extraño, he encontrado un par de teorías que pueden servir:
(1) Es un acto de indisciplina contra la línea oficial del sindicato a nivel nacional.
Mal asunto para los trabajadores de Correos: les esperan muchos mas sacrificios que recompensas. Si el intento llega a tener visos de prosperar los dirigentes rebeldes serán llamados al orden y es muy probable que surta el efecto disuasorio perseguido, en una organización jerarquizada y bien disciplinada, tal como ésta, que se mantiene viva principalmente por y para la defensa de unos intereses muy concretos: los suyos. Difícilmente podrían permitir que una situación descontrolada terminase poniendo en peligro el negocio de todos.
(2) El movimiento es consentido y controlado.
Podría suceder que estuviesen habilitando una válvula de escape a la tensión social lógica en estos momentos, de mantener un punto caliente bajo control, sin alejarse demasiado del verdadero objetivo, que seguiría consistiendo en mantener apaciguadas a las masas de trabajadores.
Para las gentes de Correos tampoco resultaría muy estimulante esta posibilidad. El colectivo implicado tendría que haber sido cuidadosamente seleccionado por destacar en aquellas cualidades típicamente ovinas (docilidad, nula capacidad de respuesta, etc.) y de esa manera poder servirse de él sin mayores complicaciones. Sería muy triste el haber llegado a tal estado de indefensión, tratándose nada menos que de 65.000 trabajadores, entre los que me incluyo.
Sea como fuere, a estas alturas ya ha quedado claro que el proyecto de movilización es serio, al menos en su fase inicial; otra cosa es cómo acabe. Uno de los hechos que lo corrobora es que los promotores se han tomado la molestia de dirigirse a los sindicatos minoritarios a través de la plataforma que los aglutina y en algún caso es posible que mediante encuentros bilaterales que no se han hecho públicos. Lógicamente pretenderán conseguir de ellos lo que les falta y necesitan para sus fines; es decir, un poco de credibilidad entre las bases y alguna capacidad de convocatoria. Tales cosas son necesarias para movilizar a un colectivo, aunque pueden no ser suficientes. No necesitarían a estos compañeros de viaje para otra cosa puesto que medios ya los tienen todos.
Un interesante corolario que se puede extraer de todo esto es el siguiente:
Después de lustros excluyendo a sus nuevos socios de todo lo excluible, de traiciones de todas las especies, de perseguir la hegemonía sindical sin reparar en medios, sin ningún escrúpulo… el acercarse a los sindicatos minoritarios después de todo esto tiene que deberse al conocimiento de sus propias limitaciones; es decir, en CCOO-Correos deben saber perfectamente que carecen de aquello que buscan en los otros sindicatos y que lo han perdido, puesto que un día lo tuvieron.
viernes, 12 de marzo de 2010
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