jueves, 26 de febrero de 2009

El absentismo laboral-I.


Tipología del Directivo.-

Los directivos más cerriles del mundo empresarial consideran al trabajador de base como un pasivo al que se debe pagar la nómina a fin de mes.
Cuanto menos se le pague mejor; ello significa recursos que salen de la empresa, a la que sienten como suya aunque no hayan puesto nada en ella, aparte de su “talento”. Naturalmente, los beneficios producidos entre todos también los ven como suyos, ¿de quién mejor?
El panorama laboral no puede ser más que desastroso: El currante se siente completamente ajeno al proyecto empresarial y va a estirar el absentismo hasta donde pueda. No solamente el presencial, el de no ir al trabajo, sino también el de actitud, que le lleva a escaquearse, a inhibirse sin el menor remordimiento.
En última instancia, para conseguir que aquello medio-funcione se hará necesario gastar un dineral en latigueros.

Se arregló un poco subiendo hasta el siguiente peldaño en la escala evolutiva: El directivo que considera al trabajador como un activo listo para producir; al que conviene mantener en buenas condiciones para que produzca más y mejor… pero que no salga demasiado caro.
Son los que te dicen que el principal activo de la compañía eres TÚ, mientras compran a tus sindicatos para pastorearte más cómodamente en contra de tus intereses sin que rechistes.
Sabrás que lo firmado por tus representantes legítimos que hayan merecido el calificativo de "responsables" goza del beneplácito de la crema de la sociedad, particularmente jueces, políticos y empresarios.
Funciona el modelo bastante mejor, pero sólo hasta donde alcanza el engaño. Seguramente por ello se dotan de buenos aparatos propagandísticos, tanto en la Dirección como en los sindicatos colaboradores.
Como es sabido, no se puede engañar a todo el mundo durante todo el tiempo, así que habrá siempre unas cifras de absentismo superiores a lo que sería razonable.

La cúspide evolutiva es el directivo americano (al menos americanófilo), que ve al trabajador como un socio que aporta su capital a la empresa; capital humano en este caso.
Si es consecuente le tratará como a tal socio; es decir, compartirá con él proyectos, objetivos, dedicación y también algunos reveses cuando los haya.
En este ambiente, que seguramente no has conocido hasta el momento, la implicación de los trabajadores difícilmente podría mejorarse, el absentismo tendería a situarse en las cotas de lo meramente estructural y el sueldo de los capataces se vería casi como un despilfarro.
Pero claro, that's America; o lo era, porque parece que últimamente las cosas no les funcionan del todo bien.

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