Obviamente no es a mí a quien corresponde hacer el gran discurso del uno de Mayo. Afortunadamente, porque seguramente no sería capaz de hacerlo; sin embargo, puede ser el ambiente propio de este día lo que me empuja a reflexionar en voz alta y a compartir con vosotros mis esperanzas y mis temores; mis inquietudes laborales.
Casi con toda probabilidad, en ese futuro inmediato que ya ha comenzado, Correos se va a transformar en una empresa moderna y con peso en el concierto global. Tal posición sería incompatible con una plantilla insatisfecha, desmotivada, recelosa y asentada en el convencimiento de que está perdiendo derechos y poder adquisitivo continuamente, ante la pasividad de las organizaciones sindicales mayoritarias, cuando no mediante su complicidad.
Necesitamos aire fresco en el panorama sindical. Algo que inspire confianza, que refleje honestidad desde todas las perspectivas. Y capacitado, que lo hay.
Necesitamos la garantía de que en las mesas de negociación habrá siempre dos partes, y una de ellas inequívocamente nuestra. Complementarias, sí, y diferentes también.
El próximo diez de Mayo tenemos la gran oportunidad de cambiar las cosas, de ponernos al día. Quizá no hemos estado100% acertados en los preliminares, pero lo decisivo está por llegar, y depende en buena parte de nosotros. De mí... ¡y también de ti!
El personal funcionario necesita información clara y fiable sobre su futuro, a todas luces inviable en las condiciones actuales. Pues si algo ha de cambiar, tiene que ser desde el respeto a nuestros legítimos derechos.
Somos un colectivo ubicado en un órgano desgajado de la Administración, en tránsito hacia una sociedad anónima, y puede que de capital parcialmente privado dentro de poco tiempo.
Necesitamos un nuevo estatuto que regule nuestra singularidad porque el vigente prácticamente no se negoció y nos habla del absentismo y del sexo de los ángeles, cuando lo que tenemos es la necesidad y el derecho a que se establezcan las reglas que nos den un mínimo de seguridad en este proceso de cambio.
Queremos que se nos propongan soluciones ¡ya!, que se nos ofrezcan alternativas inmediatamente. Desde posiciones imaginativas y desde el consenso con nuestros sindicatos de confianza.
Para ello, evidentemente, necesitamos sindicatos de confianza, y eso implica relevar a las personas que nos han representado hasta ahora, con resultados profundamente insatisfactorios.
Sin tu apoyo activo creo que no será posible.
A la Dirección le pedimos lealtad y amplitud de miras (profesionalidad se le supone). Y cumplimiento escrupuloso de la legalidad.
El rosario de sentencias judiciales condenatorias que padecemos tiene que terminarse por el bien de todos.
¿No es lamentable el espectáculo de un tribunal teniendo que deshacer el entuerto del “punto negro” tras años de sufrimientos y de cerrazón? En buena lógica esto debería haberse resuelto en Casa y pronto.
Entre todos será fácil conseguirlo.
martes, 1 de mayo de 2007
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1 comentario:
Leyendo el artículo, he recordado otro muy similar(tuyo) y dirigido a los laborales. Si no recuerdo mal, en aquella ocasión nadie dio su opinión. Ya lo siento.
En tiempos de expectativas, discontinuos etc..., el sindicalismo y las elecciones son mal digeridos.
Y con estas barbaridades socio-laborales, ¿no parece una ingenuidad pedirle a correos fidelidad para con sus empleados, sean éstos lo que sean?
Un saludo.Suprimido
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