sábado, 10 de abril de 2010

Agítese antes de usar y tirar-IV

Conclusiones y alternativas.-

A modo de conclusión, en el último de esta serie de cuatro artículos del mismo título, tengo que decirle al funcionario de Correos que NO procede secundar las movilizaciones tal y como están planteadas. En ellas se va a encontrar completamente fuera de lugar, sin saber muy bien a quién le está pidiendo que apuntale el futuro de una empresa que no tiene graves problemas de supervivencia y que no cuenta con él para ese futuro por el que pretenden empujarle a pelear.
Bien arraigada está la creencia de que los sindicatos mayoritarios no tienen demasiado interés en unos representados (los funcionarios) sin futuro a medio plazo en Correos, desde el momento en que sus cuerpos y escalas han sido declarados a extinguir.
Conocida es la actuación de aquellas organizaciones durante el proceso de conversión en sociedad anónima, el destacado papel que han desempeñado en la gestión del expolio de nuestros derechos a cambio de nada, salvo quizás para sus propias siglas.
La ausencia de la problemática específica de nuestro colectivo en la tabla reivindicativa que han elaborado puede resultar ilustrativa de sus planes de futuro con respecto a nosotros; mejor dicho, de su falta de planes. Inicialmente podría caber la duda de que estuviésemos ante un olvido lamentable, pero tiempo de sobra han tenido para subsanarlo y no lo han hecho; hay que pensar que se ha querido hacer así. Parece que para ellos no importamos, salvo para pedirnos cuotas y sacrificios, para agitarnos antes de usar y tirar.
Y no es que el conjunto de exigencias que se nos propone secundar cause un rechazo especial, se las puede calificar de bastante beneficiosas para la empresa y, por ello, cabe esperar que a largo plazo lo acaben siendo para los trabajadores. Lo infumable es que pasen olímpicamente de los graves problemas que tenemos aquí y ahora y nos pidan que dediquemos nuestro esfuerzo a arreglar el mapamundi, haciendo solidariamente una parte del trabajo de la Dirección; por cierto, causante de bastantes de aquellos problemas que nos afectan de pleno.
Caben las reivindicaciones que se están planteando, pero no en exclusiva ni siquiera en primer plano, hay otras mucho más importantes para nosotros. Ningún funcionario de Correos debería asumir una tabla que no empezase por exigir:

(1) Facilidades para el funcionario que quiera irse porque desea seguir siéndolo. Esto podría concretarse en la reivindicación de un número importante de plazas para ellos en la Administración Autonómica y Local porque la Central, salvo en Madrid, parece que no da mucho más de sí en lo que se refiere a capacidad de acogida.
(2) Respeto a sus derechos y garantías para los que prefieran quedarse, con especial atención al resarcimiento del derecho a una carrera profesional digna y real, que se les ha birlado en esta última década por la aplicación exhaustiva de los llamados criterios de idoneidad (del dedo benefactor) en detrimento del derecho a un sistema de acceso a puestos basado en los criterios de igualdad. Mérito y capacidad. Se tendría que exigir una promoción interna generosamente dotada en plazas que compense de las que no se han ofertado en los últimos tiempos.
(3) Prejubilaciones o cualquier figura similar que permita a los compañeros de más edad poner dignamente el punto final a su trayectoria laboral, en igualdad de condiciones con las cincuenta mil empresas de este país en las que se han hecho operaciones de este tipo, en muchas de ellas con menos motivos que en la nuestra (léase bancos y cajas).
(4) El cese inmediato de esta política de RR HH que venimos padeciendo, que parece diseñada para potenciar en el personal las ansias de irse de aquí cuanto antes y a donde se pueda, política ejecutada principalmente a base de presiones de todas las especies, rozando la ilegalidad en no pocas ocasiones. El próximo que venga que trate de incentivar positivamente.

No hay comentarios: