lunes, 21 de mayo de 2007

El libro de hoy

“Tierra de hombres”
De Antoine de Saint-Exupéry,

Narra la aventura de un piloto cuyo avión se había estrellado en los Andes, y que tras una increíble travesía apareció destrozado, pero vivo, cuando todo el mundo había perdido la esperanza de recuperarlo.
Aquel hombre tenía un montón de razones para dejar de luchar por salvarse: no conocía el camino, era casi seguro que todo aquel sobrehumano esfuerzo no serviría para nada. Estaba solo, perdido, roto de golpes, de fatiga, de cansancio. Derribado a cada paso por la tormenta, en una zona de la que se decía: «Los Andes en invierno, no devuelve a los hombres».
«He hecho lo que he podido y ya no tengo esperanzas, ¿por qué obstinarse en este martirio?» Le bastaba con cerrar los ojos para borrar del mundo las rocas, los hielos y las nieves. Y ya no habría golpes, ni caídas, ni músculos desgarrados. Pondría fin a esa vida que tenía que arrastrar tan pesadamente.
Pero Guillaumet piensa en su mujer, en sus hijos, en sus compañeros.
¿Quién podrá mantener a esa familia que le aguarda en algún lugar de Francia si él se para? No, no les podía fallar. Ellos le querían, le esperaban.
¿Qué pasaría si supieran que estaba vivo?
«Si mi mujer cree que vivo, cree que camino. Los compañeros creen que camino. Todos tienen confianza en mí, y seré un canalla si no camino.»
Cuando volvía a caerse repetía esas palabras; cuando las piernas se negaban a avanzar más; cuando todos los huesos de su cuerpo gemían entumecidos por el frío y el cansancio; cuando después de bajar tenía que volver a subir, como en un carrusel que no acababa nunca, él repetía el mismo estribillo: «Si creen que vivo, creen que camino, y seré un canalla si no sigo».
Cuando lo encontraron, su primera frase fue un resumen de tan extraordinaria tenacidad: «Lo que hice, te lo juro, ningún animal lo hubiera hecho».
Y Saint-Exupéry comenta en su obra: Ésta es la frase más noble que conozco, una frase que sitúa adecuadamente al hombre, que le honra, que restablece las jerarquías verdaderas.


Mi sincero agradecimiento a ALAI, autora del texto, por este revitalizante relato, especialmente indicado para tiempos de resaca postelectoral.

martes, 8 de mayo de 2007

Guía útil del buen votar

Atribulado trabajador de Correos.
De pronto eres el centro mismo del universo, y claro, tú no estás acostumbrado.
El próximo jueves, diez de Mayo, por aquellos avatares del destino, resulta que los destacados compañeros de los sindicatos necesitan de tu voto. Algunos de ellos han llegado a ser importantes señores, o van por ese camino, pero también necesitan tu voto.
Pues ya lo ves, tendrás que desbrozar la espesura, hasta encontrar la luz, para no tener que tomar a oscuras la trascendente decisión de a quién otorgar el voto. Y tu en zapatillas... ¡Ay!, ¡ay!, ¡ay!
Pero no pasa nada grave esta vez, has tenido la suerte de que está aquí tu amigo Napoleón para acompañarte en tu peregrinar hacia la verdad y el conocimiento. Todo será que nos perdamos los dos juntos.

Tu salario no da de sí tanto como antes y tus condiciones de trabajo no son las que eran, ni de lejos. Te abruman con objetivos cada vez más altos y te van llenando las jefaturas de latigueros, muchos de ellos con carné.
Percibes claramente que esto se ha deteriorado y sin embargo, ¡pásmate!, durante la campaña han venido los profesionales del sindicalismo (CCOO, UGT, CSIF) a decirte esto va muy bien y que gracias a ellos se ha conseguido lo tanto y lo cuánto.
No mienten del todo porque algo sí suelen conseguir, pero mayormente no para ti, sino a cuenta tuya, que no es precisamente lo mismo.
Si estabas pensando en votarles vas por muy mal camino.

Te preocupa, y mucho, el futuro de esta empresa; entre otras cosas porque no está nada claro, y porque aquí está tu puesto de trabajo.
Poco a poco ha ido calando en ti la idea de que avanzamos (nos llevan) con paso firme y seguro hacia la privatización.
Los sindicatos que hoy son mayoritarios te lo estaban camuflando a ti, mientras colaboraban activamente en el proyecto; sea por obediencia al Partido o por intereses bastardos. Eso cuenta para ellos y no tú, no te vayas a engañar.
Han degenerado tanto estos campeones del pacto bilateral por debajo de la mesa que no sólo no merecen tu confianza, sino que se han ganado nuestra repulsa y un buen revés electoral que catalice su recuperación como sindicatos.
Tampoco le votaría yo, por pésimo estratega, a quien, aún consciente de la correlación de fuerzas existente, propone la resistencia numantina frente a la privatización. La energía reivindicativa de los trabajadores es un bien escaso y no se debe administrar tan mal.
Mis amores sindicales son para quien, dándose por enterado de lo que han decidido los señores políticos (para eso se les ha elegido), se dedique principalmente a hacer sindicalismo, cosa ésta que consistiría fundamentalmente en exigir que se respeten nuestros derechos y en defender nuestros intereses, sin servidumbres, sin peajes. NUESTROS INTERESES, no los del Partido ni los de las siglas, ni los de la camarilla dirigente.

Si eres funcionario lo tuyo está bastante más claro: Con el beneplácito de aquellos que deberían representarte y defenderte poco menos que se te está robando la cartera.
Tu carrera profesional consiste en ser nombrado a dedo, con carácter provisional, si lo estima adecuado y conveniente algún señor empresario con dinero público. Es lo que hay.
Ése no fue tu contrato con la Administración, ¿verdad? Pues contra eso no te movilizan los sindicalistos de CCOO, pero sí te convocan ante la embajada de Finlandia contra la creación de un regulador “independiente”, que será cualquier cosa menos independiente (como los demás reguladores de este país), o contra la apertura de la red que habían aceptado antaño.
Tú eres un funcionario público y tu actividad laboral debe estar orientada y condicionada a proporcionar un servicio público que la sociedad demanda. No tienen derecho a situarte en la vorágine alienante de la espiral ascendente de objetivos , de la competencia y la rentabilidad para unos accionistas, sean estos quienes lleguen a ser.
Pues tus sindicatos mayoritarios (por poco tiempo) no solamente lo toleran, sino que lo apoyan. Todo su afán es tratar de encalamarte un puesto tipo, en lugar de ocuparse de EXIGIR claridad y soluciones colectivas para los que tenemos derecho a seguir siendo funcionarios.
Y dime: ¿para qué quieres, para qué necesitas, esa clase de sindicatos? Esa gente no ha negociado en tu nombre, ha hecho sus negocios abusando de tu confianza, y previsiblemente seguirían haciendo de las suyas... salvo que se lo impidas con tu voto.

–Bien –me dirás–, y entonces ¿a quién votar?
Lo prometido, amable lector, no era un libro de viajes que te describiese todo el panorama. Era una guía que te acompañaría en el recorrido que harás. El final ya lo tienes a la vista, no puedes perderte.

martes, 1 de mayo de 2007

Primero de Mayo

Obviamente no es a mí a quien corresponde hacer el gran discurso del uno de Mayo. Afortunadamente, porque seguramente no sería capaz de hacerlo; sin embargo, puede ser el ambiente propio de este día lo que me empuja a reflexionar en voz alta y a compartir con vosotros mis esperanzas y mis temores; mis inquietudes laborales.
Casi con toda probabilidad, en ese futuro inmediato que ya ha comenzado, Correos se va a transformar en una empresa moderna y con peso en el concierto global. Tal posición sería incompatible con una plantilla insatisfecha, desmotivada, recelosa y asentada en el convencimiento de que está perdiendo derechos y poder adquisitivo continuamente, ante la pasividad de las organizaciones sindicales mayoritarias, cuando no mediante su complicidad.
Necesitamos aire fresco en el panorama sindical. Algo que inspire confianza, que refleje honestidad desde todas las perspectivas. Y capacitado, que lo hay.
Necesitamos la garantía de que en las mesas de negociación habrá siempre dos partes, y una de ellas inequívocamente nuestra. Complementarias, sí, y diferentes también.
El próximo diez de Mayo tenemos la gran oportunidad de cambiar las cosas, de ponernos al día. Quizá no hemos estado100% acertados en los preliminares, pero lo decisivo está por llegar, y depende en buena parte de nosotros. De mí... ¡y también de ti!

El personal funcionario necesita información clara y fiable sobre su futuro, a todas luces inviable en las condiciones actuales. Pues si algo ha de cambiar, tiene que ser desde el respeto a nuestros legítimos derechos.
Somos un colectivo ubicado en un órgano desgajado de la Administración, en tránsito hacia una sociedad anónima, y puede que de capital parcialmente privado dentro de poco tiempo.
Necesitamos un nuevo estatuto que regule nuestra singularidad porque el vigente prácticamente no se negoció y nos habla del absentismo y del sexo de los ángeles, cuando lo que tenemos es la necesidad y el derecho a que se establezcan las reglas que nos den un mínimo de seguridad en este proceso de cambio.
Queremos que se nos propongan soluciones ¡ya!, que se nos ofrezcan alternativas inmediatamente. Desde posiciones imaginativas y desde el consenso con nuestros sindicatos de confianza.
Para ello, evidentemente, necesitamos sindicatos de confianza, y eso implica relevar a las personas que nos han representado hasta ahora, con resultados profundamente insatisfactorios.
Sin tu apoyo activo creo que no será posible.

A la Dirección le pedimos lealtad y amplitud de miras (profesionalidad se le supone). Y cumplimiento escrupuloso de la legalidad.
El rosario de sentencias judiciales condenatorias que padecemos tiene que terminarse por el bien de todos.
¿No es lamentable el espectáculo de un tribunal teniendo que deshacer el entuerto del “punto negro” tras años de sufrimientos y de cerrazón? En buena lógica esto debería haberse resuelto en Casa y pronto.
Entre todos será fácil conseguirlo.