lunes, 28 de junio de 2010

El recorte del 5% de tu salario

A veces las cosas no son lo que parecen.- 

  El recorte del 5% en el salario de los funcionarios resulta ser, a fin de cuentas, una medida de alcance económico bastante reducido. Las cifras manejadas se aproximan a los  2.500 millones de euros en 2010 y un poquito más en 2011; ésa es la estimación del ahorro de la Administración en gastos de personal.
  La comparación con otros datos, más o menos relacionados, servirá para que nos podamos hacer una idea más precisa de la importancia relativa de aquellas cantidades. Ahí van algunos ejemplos:
  (1) En un presupuesto de un billón, como es el de nuestro país, estaríamos hablando de un  2,5‰ (dos y medio por mil) del total; tiene su peso, naturalmente, pero en términos relativos no se debería considerar excesivo.
  (2) 15.000 millones es la cantidad que las Cajas de Ahorro van a pedir al FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria) en el contexto de los procesos de “fusión fría” que muchas de ellas ha acometido recientemente. Se  puede asimilar esta cifra a una primera valoración del coste del salvamento de las Cajas (del adecentamiento de sus balances, para no llevar tan lejos la expresión). Cabe decir, por tanto, que el sacrificio exigido a los funcionarios cubriría escasamente una quinta parte de lo inicialmente presupuestado para llevar a cabo aquello de la “reestructuración ordenada bancaria”. Eso nos han contado.
  (3) Cuando se empezó a admitir oficialmente la existencia de la crisis se puso a disposición del sistema financiero la cantidad de 50.000 millones para empezar, lo que empequeñece sobremanera a lo descontado ahora a los sufridos servidores públicos, casi veinte veces menor.
    Parece, pues, que el ahorro derivado del célebre recorte, ante la magnitud del descalabro generalizado, no es mucho más que la aspirina con que se trataría de curar un cáncer.  No creo que se pretenda sacar de ahí el dinero necesario para arreglar el desaguisado porque los 2.500 millones realmente dan para muy poquita cosa. Se puede sospechar que los tiros van en otra dirección puesto que la medida tomada por el Gobierno se explica mucho mejor considerando sus cualidades propagandísticas que se perfilan como bastante más interesantes que las meramente recaudatorias: Sería de mucha utilidad el hacer servir la agresión a los salarios que se pagan con dinero de todos como una especie de vaselina aplicada a las clases medias de este país, a las que van a sangrar (todavía más) porque es el colectivo indudablemente llamado a pagar los patos rotos.
  Es por ello que no importa demasiado si a los laborales también se les va a descontar y cosas por el estilo, es así porque el principal objetivo no era ahorrar una pequeña parte de más o de menos en los gastos de personal,  lo realmente importante es que PAREZCA que se actúa con firmeza frente a los envidiados/odiados funcionarios y que se requiere la solidaridad de las clases pasivas, incluso a pesar de las "terribles" huelgas convocadas por los agentes sociales. Les va a servir de justificación o de coartada a la hora no muy lejana de exigir sacrificios a casi toda la sociedad.

  Así las cosas, y mirando hacia Correos, se suscita una cuestión interesante: ¿Adónde irá a parar el dinero presupuestado inicialmente para salarios y no pagado en virtud (es un decir) del “decretazo”?
  Vaya por delante que mi deseo y mi convencimiento de lo que es económicamente útil van en la línea de no estrangular aún más al consumo extendiendo la psicosis de miseria generalizada, creando miedo por poco dinero. Éste es uno de los efectos más destacables de la histórica rebaja de sueldos. Sin querer o queriendo, se está lanzando el mensaje de que las cosas están peor que nunca y eso tiene sus consecuencias. 
  Cuando descuenta la Administración a sus trabajadores se estarían reduciendo sus gastos, en principio sin afectar apreciablemente a los ingresos si no se consideran los efectos provocados indirectamente sobre el consumo, gravado con el IVA y por tanto fuente de ingresos para la Hacienda Pública. El no-consumo resta ingresos y puede ocurrir que no sean pocos. 
 Aun con matices, teóricamente se puede admitir que la reducción de salarios a los funcionarios actúa en la dirección de minorar el déficit público (diferencia entre ingresos y gastos de las Administraciones Públicas).
 Sin embargo Correos es un mundo aparte; ha dejado de ser Administración para casi todo y tiene personalidad jurídica diferenciada y sus propias cuentas; por ello, cuando el recorte se aplica al personal que cobra de Correos, S.A., cualquiera que sea su forma de vinculación a esta Casa (laboral o funcionario) el resultado es una mejora en las cuentas de la empresa por la vía de un menor gasto, en este caso de personal, sin ninguna incidencia directa en el déficit público, que es lo que nos han vendido:  “Os exigimos este sacrificio para solucionar el problema del déficit”.
   Indirectamente, puesto que Correos es propiedad del Estado, una parte de aquellas ganancias podrían terminar llegando a las arcas públicas si al final del ejercicio hay beneficios y se decide repartir un porcentaje en dividendos. Pero claro, en el mejor de los casos únicamente una pequeña parte de lo que nos han quitado se aplicaría a la finalidad correcta.
   Correos lo que ha hecho es aprovecharse de la coyuntura para mejorar sus resultados a cuenta del recorte al salario de sus trabajadores mileuristas. Y no es calderilla, si le acaban descontando a todo el mundo (les viene de perlas) éstas serían las cuentas: Una media de 60 euros mensuales a cada uno por 60.000 trabajadores por catorce pagas, da como resultado  54 millones y medio de euros, a lo que se debe añadir el menor coste de las cotizaciones, que son en buena parte proporcionales al salario; estaríamos en torno a los 60 millones de euros.
 
  ¿Qué se hará con este dinero?
  Por la subida de tarifas de primeros de año, por la reducción de plantilla gratuita que podemos observar casi cada día, por las maniobras como la que se comenta en este artículo, Correos tendrá beneficios en 2010. Una parte de ellos se entregará al accionista único (el Estado) en concepto de dividendo, otra parte quedará para la sociedad en sus cuentas de reservas y, antes que todo ello, se habrán pagado espléndidos bonus a directivos y directivillos por el éxito del ejercicio y se habrá subvencionado generosamente a los sindicatos “responsables” que han dejado hacer diciendo  SÍ a todo.