A raíz del anterior artículo de este blog, “El Plan de Pensiones de Correos”, y de una referencia al mismo publicada en “Buscaoposiciones” se originó un interesante debate interrumpido por la sana costumbre de no esforzarse demasiado en Agosto.
Se había planteado la conveniencia de aprovechar las pocas posibilidades que deja el Reglamento para situar en la Comisión de Control a representantes de CGT y del Sindicato Libre con la intención de fiscalizar y reconducir la actuación de ese importante organismo, especialmente en lo referente a la transparencia teóricamente debida a los partícipes.
La elección de esos dos sindicatos no es arbitraria, de los que no están representados en la mencionada Comisión, los que más apoyo recibieron en las pasadas elecciones sindicales fueron ellos y eso permite suponer que son los que tienen más posibilidades de conseguirlo.
Por parte de algunos compañeros de CGT hubo una respuesta esperanzadora que, por qué no decirlo, ha contribuido en buena medida a mantener viva la llama hasta llegar aquí; los del Libre no se manifestaron y desde “el sistema”, algunos contertulios torpedearon todo lo que pudieron, intentando silenciar el debate y sustituirlo por el peliculón del Sr. Caldera y sus intenciones de invertir el remanente de la Seguridad Social; tema éste que, a los funcionarios de Correos particularmente, les toca bastante menos que de refilón. Se ve que no tenían nada mejor a mano.
Diré que entiendo por “el sistema” a la Dirección junto con los tres sindicatos que han venido pactando con ella en los últimos tiempos. UGT no ha demostrado nada especial en este asunto y está claro que aquí no se merece un tratamiento diferente.
También aspiro a que no se me considere anti-nada por este par de artículos sobre el Plan de Pensiones.
Es natural que los competidores externos obstaculicen la consecución de nuestro objetivo de llegar a ser algo como empresa en el concierto global, pero puede que lo estén haciendo también, y eso no es tan natural, algunas disfunciones internas sobre las que se debería actuar. En buena parte son heredadas de la época anterior, cuando la eficiencia no importaba tanto.
Me refiero al peso excesivo de los objetivos de grupito, total o parcialmente contrapuestos al principal; al cúmulo de intereses creados que entorpecen le ejecución ágil de cualquier política, de cualquier medida, por muy racional que sea y lo parezca; al desolador panorama sindical. Tan desacreditados están los mayoritarios, tan corrompidos nos parecen, que no se cree en ellos y por tanto no le sirven mucho a nadie y perjudican a casi todos. Se sirven a sí mismos.
Fue una pena la ocasión perdida en las pasadas elecciones sindicales de haber propiciado la entrada de un poco de aire fresco. Quizás faltó amplitud de miras y sobró miedo a perder el control en futuras negociaciones. Puede ser humano, pero no por ello deja de ser nefasto.
Es posible que moleste el tratamiento dado a este asunto porque sucede que estamos tratando de HACER, que no es lo mismo que hablar.
Si se consiguiese aunar las voluntades suficientes terminaríamos dotando de transparencia a la operativa de nuestro plan de pensiones, en contra de los poderes establecidos. Y digo en contra porque si ellos hubiesen querido ya lo habrían hecho; saben que deben hacerlo.
Pensad que si realmente hubiese algo anómalo en la gestión del plan estaríamos atentando directamente contra la cartera, contra los intereses, de personas importantes y/o de tramas poderosas. ¿No habría de molestar?
Hoy me he propuesto avanzar un paso más en esta dirección, y va a consistir en someter a vuestra consideración una estrategia que podría desembocar en el cumplimiento del objetivo inicial:
Avalado por el 15% de los partícipes se puede ser candidato a ocupar un puesto en la Comisión.
Estamos hablando de unas 6.000 firmas, que para un solo sindicato pueden ser muchas, ciertamente. No tanto para dos.
La idea es que CGT y Sindicato Libre presenten candidatos por separado y pidan ambos a sus respectivos simpatizantes que respalden la proclamación de todos ellos. No he visto en el Reglamento ningún impedimento a que un mismo partícipe avale a más de un candidato.
Más adelante, cuando se celebren las elecciones, lógicamente cada sindicato votaría a sus candidatos. Con un poco de suerte les sobrarían votos para salir elegidos frente los del “sistema” y se habría conseguido el objetivo.
Para contrarrestar interpretaciones erróneas o malintencionadas bueno será dejar claro que NO soy militante del S. Libre ni de CGT, por lo que todo lo escrito sobre proponer candidatos, votar a candidatos, etc., no guarda relación ninguna con mi modesta persona, sino que se refiere, lógicamente, a militantes de esos dos sindicatos. Mi afán de protagonismo es muy pequeñito y se termina justamente aquí. Eso sí, la satisfacción íntima y personal de haber contribuido a ello si se consiguiera aspiro a que no me la quite nadie.
sábado, 25 de agosto de 2007
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