jueves, 12 de enero de 2012

Dispongan Vds de mi salario-II

El impacto en las cuentas de Correos del empobrecimiento de sus empleados.-
En el artículo “Dispongan Vds. de mi salario-I”, publicado inmediatamente antes, se propusieron algunas cifras cuya aceptación es necesaria para el desarrollo de este segundo artículo, de propósito insinuado en el subtítulo.
En esta segunda ocasión se pretende tan sólo una aproximación razonable al asunto, tomando en consideración tres hechos que me parecen relevantes. Nada más que eso, amigo lector, no busques aquí conclusiones incontestables.

(A) El recorte de un 5% en el salario de los funcionarios.-

  Empezaré diciendo que en Correos sólo se aplicó al personal funcionario y no creo que por falta de ganas de extenderlo a toda la plantilla. Finalmente se libró el colectivo de laborales y me alegro por ellos.
  En general, se trató de justificar ante la opinión pública presentándolo como una medida cuyo objetivo era corregir el desajuste entre los ingresos y los gastos del Estado. No era muy creíble, ni siquiera refiriéndose a la Administración Central, porque el ahorro logrado por esa vía era y es muy pequeño frente al tamaño del déficit (los hechos posteriores indican que no ha servido para mucho). Pudo tener, eso sí, algún rendimiento propagandístico en el sentido de ir predisponiendo a la ciudadanía para los ajustes que habrían de llegar.
  En Correos sonaba todavía más falso porque un menor gasto de personal repercute directamente en la cuenta de Pérdidas y Ganancias... de esta empresa, que tiene sus propias cuentas. El efecto inmediato que produce es un aumento del disponible y de las posibilidades de gastar, por ejemplo, en remunerar generosamente a los directivos. Provocará una mejora del resultado del ejercicio en la cuantía del recorte y, a medio plazo, una parte podría terminar llegando a las arcas del Estado en concepto de dividendos.
  Para poder hacerse una idea aproximada de lo dejado de percibir por los funcionarios de Correos por este concepto debe tenerse en cuenta que se trata algo más benignamente a los sueldos más bajos y que el puyazo no alcanza por igual a todas las partidas de la nómina; por hacer un cálculo prudente voy a restar un punto y medio al famoso 5% y aplicaré sólo un 3,5% a la masa salarial de los 22.000 trabajadores afectados, cuya salario medio es de 25.000 € (convenido en el artículo anterior)

25.000,00 € de sueldo X 22.000 trabajadores por 3,5/100 = 19,25 millones de euros

Es decir, unos veinte millones al año llevados directamente a resultados.

(B) El cese de la aportación de Correos al plan de pensiones .-

  Aún no se sabe con seguridad si esto se llevará o no a efecto ni cómo se hará en caso afirmativo. Las consecuencias son impredecibles: En principio, la ruptura unilateral de un pacto debería liberar a la otra parte de cumplir con sus obligaciones; en este caso significaría que el partícipe no tendría por qué seguir aportando sus nueve euros comprometidos. Eso como mínimo. También podría llegar un juez a otorgarnos la libertad de desvincularnos del plan; pero, esto es un plan de pensiones de empleo y de él sólo se puede pasar a otro plan de pensiones de empleo; sucede que trabajamos en Correos, no en otro sitio. Recuperar los derechos consolidados antes de la jubilación no es posible con carácter general, sólo en las pocas situaciones contempladas en la ley.
Desde luego que la situación es complicada.

En todo caso, La aportación empresarial al plan en 2010 fue de 13,194 millones de euros (dato de la memoria de aquel año). Si se confirma la amenaza, supondría que otro gasto de aproximadamente 13,194 millones de euros pasa directamente a resultados.

(C)  El pase de funcionarios de Correos a otros puestos en la Administración.-

La mayoría de nuestros puestos de trabajo son no singularizados y en estos últimos tiempos no suelen cubrir la baja del que se ha ido, sino que se tiende a repartir su tarea entre los compañeros; pero claro, todo tiene sus límites, y cuado se va el cuarto ya no hay manera de sacar adelante la faena, así que se repone un trabajador que realmente no suple solamente al cuarto, sino un poco a cada uno de los cuatro que faltan. A pesar estas complicaciones, todavía se puede hacer alguna consideración sobre el número de funcionarios que se han ido sin que se haya cubierto su plaza, con el consiguiente ahorro de salarios por parte de la empresa.
  Como dije en el primer artículo de esta serie, el número de trabajadores en régimen de derecho laboral ha aumentado en los últimos tiempos, lícito será dar por supuesto que todos los que se han ido han sido suplidos por otro, incluso en exceso. Funcionarios faltan unos diez mil, de los cuáles tiene que haber unos tres mil cuya baja haya sido cubierta porque los puestos desaparecidos ascienden sólo a siete mil aproximadamente. Siete mil salarios que se ahorra la empresa.
  No es posible saber cuántos de ellos han pasado a otro puesto de la Administración y cuántos se han ido por jubilación u otras causas. Como no me está permitido decir si son más los unos o los otros, voy a suponer que son mitad y mitad; es decir, Correos se estaría ahorrando unos 3.500 sueldos anuales gracias a este éxodo de personal que tiene algunas características de un ERE encubierto… ¡y gratuito!

3.500 salarios X 25.000 € de sueldo = 87,5 millones de euros que, también en este caso, irían directamente a resultados.

   El total por los tres conceptos asciende a 120 millones de euros anuales, cantidad que puede parecer pequeña comparada con los 2.000 millones de ingresos, pero no hay que perder de vista que se trata de beneficios y con los márgenes que trabajamos no es lo mismo que ingresos.
  En el próximo convenio vamos a pedir que  repartan los ciento veinte millones entre los sesenta mil  que permanecemos aquí. Tocamos a dos mil per cápita.

lunes, 9 de enero de 2012

Dispongan Vds. de mi salario-I.

Así es Correos, si les parece bien y cierto.- 

Érase una vez una Sociedad Anónima Estatal que se llamaba Correos y Telégrafos. SECITSA la empleadora le llamaban por abreviar, particularmente en los juzgados y en la Inspección de Trabajo.
Vivía tan ricamente, sustentada por cerca de setenta miles de esforzados que le dedicaban su jornada laboral y dirigida por un equipo de profesionales de quienes diríase que habían nacido con una flor donde la espalda pierde su nombre.
Por encima de todos ellos y por debajo del faraonato de Los Mercados, el Gobierno de la Nación sentaba las bases para que nada entorpeciese el crecimiento armonioso de aquella criatura.
  Así pues, nadie podría extrañarse de que, con todos estos antecedentes favorables, los ejercicios contables transcurrieran felices y en beneficios. Como debe ser. 
  Pero, pero... sabido es que la felicidad nunca es eterna ni hay mal que cien años dure ni carta que se extravíe. También, ¡ay!, la pizpireta Secitsa iba a tener que desenvolverse bien pronto en un entorno mucho más hostil.
  Sucedió entonces que vino a desencadenarse el diluvio universal económico-financiero y nos sorprendió a casi todos fuera del arca de Noé.
 Esta quiere ser la historia de cómo Correos pudo capear aquel terrible temporal.

  No puede afirmarse que los datos resulten antiestéticos en un artículo, pero sí que tienen su estética particular; así que procuraré traer aquí los indispensables para sostener las afirmaciones que pretendo divulgar. La mayor parte de ellos provienen de las memorias oficiales de Correos de los últimos cuatro años y bueno será advertir que difieren algo de los ofrecidos por el Ministerio de Fomento, cosa que no influye en las tendencias observables.


La plantilla.-
      Durante el último lustro alcanzó el máximo en 2007 con una media anual de casi 67.000 trabajadores. Desde este pico se inició una tendencia descendente que nos lleva hasta menos de los 62.000 de 2010, año en que se ha publicado la última memoria. Nada indica que la contratación haya aumentado en el difícil 2011, más bien al contrario, así que podríamos estimar en unos 60.000 los contratados en el año de los cinco millones de parados.
  Se habrían perdido, pues, unos 7.000 puestos de trabajo en los últimos cuatro años y no ha sido a costa del colectivo de personal laboral puesto que sus efectivos han aumentado algo, sino de los funcionarios por haber disminuido en unos 10.000, hasta quedar en los poco más de 20.000 que aún permanecemos en esta Casa. Parte de estas bajas son achacables a la consecución de algún puesto en la Administración y el resto se debe a otras causas, como la jubilación. Desconozco la proporción entre ambas categorías.

Los dineros.-
     Los ingresos de Correos se sitúan en esta época muy cerca de los 2.000 millones de euros anuales, de los cuales el Estado aporta no mucho más de un 3% de media (unos 60 millones) en concepto de financiación del SPU. Y no son beneficios, cumplir con el servicio conlleva unos costes. Lo digo porque me he encontrado con bastantes compañeros (incluso algún importante sindicalista) que consideran al SPU como la salvación financiera de Correos. Bien lejos de la realidad, así lo dicen los números. Es una parte muy pequeña del negocio; otra cosa es que tenga su importancia por otros motivos.
  Aquellos ingresos se destinan principalmente a cubrir los gastos de la empresa y últimamente vienen siendo de cuantías bastante próximas, propiciando de ese modo el equilibrio financiero. Concretamente los gastos de personal se sitúan en torno a los 1.500 millones de euros… ¡que Correos paga por sus trabajadores! Lo digo porque está muy extendido el error de que el Estado paga las nóminas de los funcionarios postales en todo o en parte. No es así, y sería inconcebible que una empresa estuviese participando en el mercado postal con semejante ventaja competitiva.
  Si dividimos los 1.500 millones gastados entre los 60.000 de la plantilla, resulta que el coste por trabajador asciende a 25.000 euros. Si tú ganas menos es porque alguno gana más.

Desde esta base ya se puede intentar una aproximación al objetivo planteado en este artículo
Continuará.